Censura durante el franquismo

Una de las escenas más famosas de la película de Charles Chaplin El gran dictador (1940) en la que Hinkel sueña con dominar el mundo. Esta parodia de Hitler y del fascismo fue prohibida por la censura franquista. No se pudo proyectar en España hasta después de la muerte de Franco.

La censura durante el franquismo constituyó un conjunto de medidas dirigidas a limitar la libertad de expresión y opinión en España en la zona sublevada y, posteriormente, durante el régimen franquista. Se enmarcó dentro del proceso de represión cultural llevado a cabo por los autores del golpe de Estado de 1936,[1]​ cuya finalidad era aniquilar la producción cultural originada en la Segunda República, así como garantizar la «pureza ideológica» del Estado totalitario resultante tras la Guerra Civil.[2]

Antes de comenzar la dictadura, Francisco Franco ya había rubricado la primera disposición censora (23 de diciembre de 1936) tras ser nombrado jefe del Estado español en Burgos.[1]​ Sin embargo, es el 14 de enero de 1937 cuando se publica el decreto que dispuso la Delegación del Estado para Prensa y Propaganda. Posteriormente, la Ley de prensa de 22 de abril de 1938 da origen a la estructura con que controlar la producción escrita, sonora y visual en el país. Al comienzo tuvo un cariz notoriamente político, pero a partir de 1945 la Iglesia dominó la censura estatal, "y a la vez la juzgó insuficiente".[3]​ A partir del Concordato suscrito con la Santa Sede en 1953, la Iglesia católica refuerza su hegemonía dentro de las decisiones censorias, por lo que los criterios católicos (mandamientos) y morales (palabras malsonantes, escenas sexuales, etc.) forman parte de las decisiones censorias.

Manuel L. Abellán ha propuesto diferenciar entre una época «gloriosa» y otra «trivial» de la censura franquista. La primera sería aquella en la que los lectores-censores colaboradores con el servicio de Propaganda (hasta 1952) o de Información (desde 1953) tienen una preparación académica solvente para ejercitar la censura política del Movimiento. La segunda, denominada «trivial» por el bajo perfil curricular entre los lectores-censores, Abellán la sitúa a partir de 1962, con el Ministerio de Información y Turismo de Manuel Fraga. Algunos casos conocidos, sin embargo, eran la excepción. El perfil medio del resto «se trata del tipo cavernícola y "pluriempleísta" que tanto ha propagado el franquismo».[4]​ La, a veces escasa, comprensión lectora de los censores ha dado paso a considerar la arbitrariedad con que se aplicaban las decisiones.[5]

  1. a b Grecco, Gabriela de Lima (16 de julio de 2019). «Más allá de la pluma censora: las zonas grises en torno a la censura literaria durante el Primer Franquismo». Estudos Ibero-Americanos 45 (2): 121-133. ISSN 1980-864X. doi:10.15448/1980-864X.2019.2.31096. Consultado el 13 de diciembre de 2021. 
  2. Jiménez, Pedro (Octubre 1977). «Apuntes sobre la censura durante el franquismo». Boletín AEPE (Madrid) (17): 3-8. 
  3. Pérez del Puerto, Ángela (2021). «"El cara a cara por el control cultural"». Reprobada por la moral : la censura católica en la producción literaria durante la posguerra. Iberoamericana / Vervuert. p. 41. ISBN 978-3-96869-133-6. OCLC 1253626448. 
  4. Abellán, Manuel L. (1980). «VII. La censura practicada». Censura y creación literaria en España (1939 - 1976). Ediciones Península. p. 110. ISBN 9788429716481. 
  5. Beneyto, Antonio (1977). Censura y política en los escritores españoles (1. ed edición). Plaza & Janés. ISBN 84-01-41108-4. OCLC 3239201. Consultado el 13 de diciembre de 2021. 

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